Polarización afectiva negativa como modo de subjetivación política
RESUMEN:
La transformación reciente de la subjetividad política en Argentina responde a una reconfiguración profunda de los vínculos entre afectividad, discurso y construcción de poder. El fenómeno Milei condensa un proceso más amplio en el que las emociones (particularmente la bronca, el resentimiento y el deseo de venganza) se convirtieron en el eje estructurante de la adhesión política. La política se convierte así en una experiencia afectiva de descarga y pertenencia tribal. La polarización afectiva negativa, el narcisismo colectivo y el goce punitivo organizan un tipo de participación política que celebra más la humillación del adversario que la defensa de un proyecto común. Sostenido por dispositivos algorítmicos, medios tradicionales y un enjambre de productores de contenido, este dispositivo erosiona la cultura democrática y profundiza el antagonismo permanente como horizonte político. Comprender estos mecanismos es una condición necesaria para imaginar formas nuevas de reconstrucción democrática.
En los últimos años, Argentina ha sido testigo de un proceso inédito de transformación de los vínculos entre subjetividad política, comunicación digital y construcción de poder. La llegada de Javier Milei a la presidencia no es un episodio aislado, sino el punto de condensación de un fenómeno de mayor profundidad: la reconfiguración de la experiencia política en clave afectiva. El desplazamiento del eje racional-deliberativo hacia el dominio emocional no es solo un recurso discursivo; es el síntoma de un cambio estructural en el modo en que las sociedades contemporáneas producen adhesión, construyen enemigos y definen sus identidades colectivas.
En este contexto, la psicología social y política permite caracterizar los mecanismos mediante los cuales se produce esta mutación subjetiva. Uno de los conceptos centrales es el de “polarización afectiva”, entendido como el proceso por el cual las diferencias políticas dejan de ser diferencias ideológicas o programáticas para transformarse en divisiones emocionales cargadas de resentimiento, odio o humillación. La política se convierte, así, en una batalla identitaria donde el adversario ya no es un oponente legítimo sino un enemigo moral. Esta dinámica no es espontánea: ha sido cuidadosamente explotada por diversos sectores, y hoy especialmente por estrategias comunicacionales libertarias que encontraron en las redes sociales el ecosistema perfecto para amplificar emociones y convertirlas en capital político.
Este proceso se sostiene sobre un dispositivo discursivo que articula tres elementos fundamentales: trauma, humillación y venganza. Gran parte de la base electoral libertaria responde a sectores sociales que experimentan malestar y frustración institucional. Ese malestar es convertido en un relato épico de venganza contra un enemigo amorfo pero funcional: “la casta”. La adhesión a Milei no se basa necesariamente en compartir un proyecto de país o un programa económico coherente, sino en participar de una experiencia emocional colectiva donde el insulto, el desprecio y la agresión simbólica funcionan como mecanismos de descarga. La política, de este modo, se configura como un espacio de goce punitivo.
Este esquema se articula con lo que Sol Montero (2024) describe como “polarización afectiva negativa”: la identidad política se define más por lo que se odia que por lo que se defiende. Así, el seguidor no es tanto un adherente a un proyecto común, sino un miembro de una comunidad emocional dispuesta a celebrar la humillación del enemigo. Aquí aparece otro componente clave: el narcisismo colectivo, una forma de autoestima social proyectada en la figura mesiánica del líder. No se trata solo de representación política, sino de identificación emocional con una figura que encarna la fantasía de reparación frente a agravios pasados.
Este fenómeno se profundiza si incorporamos la noción de desafección democrática. No se trata simplemente de desconfianza en las instituciones o decepción con los partidos tradicionales, sino de una transformación más radical: el reemplazo del ideal democrático por una lógica de antagonismo permanente. Las plataformas digitales no solo amplifican emociones, sino que instalan, a través de operaciones discursivas reiteradas, la sensación de que el disenso es una amenaza y que la diversidad política constituye un obstáculo para el desarrollo del país. De este modo, el electorado afectivamente polarizado se convierte en un público para el cual el pluralismo deja de ser una posibilidad.
La maquinaria mediática y algorítmica potencia esta dinámica a través de la creación de microclimas cerrados: burbujas afectivas donde la única información que circula es aquella que refuerza los prejuicios y alimenta la indignación. La personalización del contenido en redes sociales, diseñada originalmente para optimizar el consumo de bienes y servicios, se convierte en un arma de fidelización política. La deliberación pública, en este escenario, es sustituida por una lógica de espectáculo emocional.
Las investigaciones compiladas por Pablo Ponza (2024) demuestran cómo los medios tradicionales primero construyeron a Milei como figura exótica para luego naturalizar su agresividad como rasgo legítimo del debate público. Esto fue acompañado por la expansión de una red informal de influencers, youtubers y generadores de contenido que operan como enjambres digitales, activándose coordinadamente ante coyunturas clave. La agresión ya no es un exceso: es el formato naturalizado del discurso político.
El volumen compilado por Ponza ofrece un aporte clave al identificar que esta polarización no es espontánea ni inevitable, sino el resultado de un trabajo político deliberado que articula medios tradicionales, plataformas digitales y nuevas formas de militancia tecnopolítica. Los discursos que antes circulaban en los márgenes —machismo, racismo, desprecio por los sectores populares— han sido reconfigurados como expresiones legítimas de sentido común, gracias a una maquinaria comunicacional que convierte lo que antes era escándalo en rutina. La violencia simbólica, en este marco, no es un exceso de los sectores radicalizados, sino el nuevo estándar de la “conversación” pública.
El análisis de la ira como categoría política, desarrollado en “La ira: una aproximación multidisciplinar” (Revista de Estudios Sociales, 2024), permite entender la estructura emocional que sostiene este proceso. La humillación histórica de diversos sectores sociales frente a las frustraciones económicas y políticas deviene en una necesidad de reparación, que se transforma en odio dirigido hacia figuras estigmatizadas. Esta ira no es espontánea, sino cuidadosamente manipulada. La agresividad no es un error comunicacional: es el producto esperado.
La bronca social es sistemáticamente racionalizada a través de relatos simplificados que organizan la percepción del malestar (Martínez, F., 2023). Estas narrativas ofrecen un enemigo visible y permiten transformar un enojo difuso en un odio orientado. Lo que se construye, en definitiva, es una máquina de legitimación del castigo.
En síntesis, la subjetividad política contemporánea en Argentina se encuentra atravesada por un dispositivo tecnopolítico que explota el trauma, la humillación y el deseo de venganza como formas de adhesión. La política ya no es el espacio de lo común, sino una experiencia privada de satisfacción afectiva, donde votar es menos un acto de construcción colectiva que una descarga emocional orientada contra el otro.
Comprender esta dinámica es imprescindible no solo para explicar el presente, sino para pensar estrategias democráticas capaces de reconstruir un espacio público compartido, capaz de disputar ideas y afectos.
BIBLIO PARA SEGUIR LEYENDO:
Montero, S. (2024). Una democracia afectada. Polarización y emociones en el discurso de la nueva derecha argentina en redes sociales. Revista Panamericana de Comunicación, 6(1), 1-14. Una democracia afectada. Polarización y emociones en el discurso de la nueva derecha argentina en redes sociales | Revista Panamericana de Comunicación
Odasso, F. (2024). Emocracia: notas para delinear la nueva realidad de la política. Cuadernos del Ciesal, Rosario, UNR, N° 23, Vol. 1. Emocracia: notas para delinear la nueva realidad de la política | Cuadernos del Ciesal
Garzón Vallejo, I. (2024). La pasión explosiva: una conceptualización de la ira política. Revista de Estudios Sociales, 90, 04. Revista de Estudios Sociales
Ponza, P. y Sánchez Ceci, P. (Comps.). (2024). Derechas, discursos políticos y medios de comunicación en la Argentina actual. Anarchivo. Editorial de comunicación, cultura y tecnología. Facultad de Ciencias de la Comunicación. Universidad Nacional de Córdoba. Derechas, discursos políticos y medios de comunicación en la Argentina actual | Anarchivo. Editorial de comunicación, cultura y tecnología
Martínez, F., Domínguez, M., Uanini, F., Ponza, P. (2023). Entre la bronca y la razón. Museo de Antropologías, UNC. https://museoantropologia.unc.edu.ar/2023/08/entre-la-bronca-y-la-razon/
