La Ciencia y el Conocimiento como Campo de Batalla
Un área de profunda preocupación que emerge de los textos es el ataque y la deslegitimación del conocimiento científico y las instituciones académicas por parte de las nuevas derechas. Hay impacto severo de las políticas del gobierno de Milei en la investigación y la docencia, con “recortes presupuestarios drásticos” y una “caída del salario real” del personal universitario y de investigación. El artículo “Milei y las ciencias sociales: ¿enigma, anomalía o qué?” (Retamozo y Schuttenberg, 2025) explora cómo el fenómeno Milei ha sido conceptualizado en la academia argentina, evidenciando el desafío que representa para la investigación.
La “política (a)científica” del gobierno de Milei no solo implica desfinanciamiento, sino también la “difusión de teorías conspirativas por figuras políticas relacionadas con el gobierno”. Esto es un punto de conexión crítico con “El terraplanismo, la Red Atlas y Javier Milei” (2024), que utiliza el terraplanismo como un símbolo de la “desinformación y el rechazo a la ciencia y el conocimiento establecido”.
La descalificación de la ciencia y la academia por parte de las nuevas derechas no es un mero efecto colateral de políticas de ajuste, sino una estrategia deliberada para desmantelar centros de pensamiento crítico y resistencia, reemplazando el conocimiento validado por narrativas ideológicas que promueven la obediencia al dogma libertario o conservador. La referencia a “teorías conspirativas” sugiere una intencionalidad más profunda: si se socava la confianza en las fuentes de conocimiento, se abre el camino para que narrativas alternativas (y a menudo infundadas) sean aceptadas.
“Annus Horribilis. Balance preliminar del primer año del gobierno de Milei para los sistemas universitario y científico” (Unzué y Romé, 2025) reitera este punto, destacando cómo el discurso presidencial ubica a los sistemas universitarios y científicos como “blanco central de sus proyectos más medulares”. Esto sugiere que la academia no es vista como un socio para el desarrollo, sino como un adversario ideológico, un foco de resistencia a sus proyectos de transformación radical.
Educación como Herramienta Ideológica y el Retroceso de Derechos
La educación, como “campo de batalla para la influencia ideológica” (Wanschelbaum et al., 2024), es otro terreno donde las nuevas derechas buscan consolidar su poder y difundir ideologías ultraconservadoras. Las autoras denuncian “reformas educativas radicales” y cuantifican los recortes presupuestarios, señalando que la educación se concibe como una herramienta para “consolidar poder, construir consenso y difundir ideologías ultraconservadoras”. Esto va más allá de una simple política económica; es una política cultural con profundas implicaciones sociales.
En este sentido, la articulación entre las políticas educativas y la negación de los derechos de género, como se analiza en Costantino (2024), es crucial. Milei niega la existencia de la brecha de género basándose en teorías económicas de Gary Becker, que postulan que un mercado libre corregiría automáticamente la discriminación. Sin embargo, Costantino argumenta que las políticas de Milei han tenido un “impacto negativo significativo en la equidad de género”, demostrando que la discriminación tiene raíces culturales y sociales que el mercado por sí solo no resuelve, una perspectiva que la Economía Feminista subraya.
Las políticas educativas de las nuevas derechas, al promover modelos basados en la lógica de mercado y desmantelar programas de equidad, buscan no solo reducir el rol del Estado, sino también reconfigurar los roles de género y las estructuras sociales, promoviendo una visión tradicionalista que niega los avances en derechos y la complejidad de las desigualdades. El desfinanciamiento de la educación pública no solo afecta su calidad, sino que limita el acceso a la formación de pensamiento crítico, lo que a su vez dificulta la articulación de discursos que desafíen las narrativas conservadoras.