Del Margen al Centro del Poder en América Latina
La emergencia y consolidación de las nuevas derechas en América Latina, con figuras prominentes como Javier Milei en Argentina y Jair Bolsonaro en Brasil, marcan un giro significativo en el panorama político de la región. Lejos de ser un fenómeno monolítico o espontáneo, estos movimientos representan la culminación de procesos complejos que involucran el resurgimiento de ideologías conservadoras y libertarias, la reconfiguración de estrategias de comunicación y la utilización de redes de influencia transnacionales (El ascenso de la derecha electoral argentina en el siglo XXI: Gené, 2024).
Tradicionalmente, la derecha electoral en Argentina, y en cierta medida en gran parte de América Latina durante el siglo XX, fue percibida como una fuerza débil, con dificultades para consolidar una representación electoral robusta y sostenida. Sus intereses a menudo se articularon a través de alianzas con otros actores políticos o, lamentablemente, mediante la irrupción de regímenes autoritarios. La particular configuración de los sistemas políticos latinoamericanos de esa época, marcados por la presencia de movimientos populares o partidos tradicionales, relegó a la derecha a un papel secundario en el ámbito electoral democrático. Sin embargo, el siglo XXI ha presenciado un cambio radical, un “paso de los márgenes al centro del poder y de la moderación a la radicalidad”.
Este desplazamiento no es exclusivo de Argentina, sino que se inscribe en un “resurgimiento global de los movimientos de extrema derecha” que es “multifacético y transnacional”, como lo señalan Wanschelbaum, Giniger y Viñuela Flores (2024) en su análisis sobre la educación. La “nueva derecha” latinoamericana no solo ha logrado éxitos electorales inesperados, sino que ha redefinido las reglas del juego político, desafiando consensos democráticos y poniendo en cuestión la estabilidad de las instituciones.
La obra colectiva “Extremas derechas y democracia: perspectivas iberoamericanas” (Sanahuja y Stefanoni, eds., 2023) plantea interrogantes cruciales sobre la vinculación de estas nuevas derechas con tradiciones políticas del pasado, la erosión de los consensos democráticos y el tipo de redes que están construyendo a nivel global. La capacidad de las nuevas derechas de movilizar el descontento social y capitalizar las frustraciones con el establishment político se ha visto amplificada por una sofisticada articulación con think tanks y por la utilización estratégica de las plataformas digitales.
La Ingeniería Ideológica: Think Tanks, Redes y la Fabricación del Consenso
Una de las ideas más recurrentes y persuasivas que se desprenden de los análisis sobre estos temas es el rol fundamental de los think tanks en la arquitectura ideológica y la propagación de las ideas de las nuevas derechas. Artículos como “Quiénes están detrás de la fundación que más influye sobre las principales usinas de la derecha argentina” (2023), “El terraplanismo, la Red Atlas y Javier Milei” (2024) y “Los think tanks: el poder invisible y la propaganda en América Latina.” (Renau, 2023) convergen en señalar a la Atlas Network (Fundación Atlas) como un actor central y global en la promoción del liberalismo económico y el conservadurismo social.
Los think tanks son descritos como “usinas de pensamiento” que ejercen un “poder invisible” (Renau, 2023), generando y difundiendo ideas, análisis y propuestas que luego son adoptadas por figuras políticas. No se limitan a la investigación; su labor tiene un componente de “propaganda” y de “configuración de la opinión pública”, buscando persuadir a la ciudadanía para que adopte determinadas visiones del mundo. La hipótesis de que estos think tanks contribuyen a la homogeneización de ideas libertarias y conservadoras entre los actores de derecha es una consecuencia lógica de su papel coordinador y financiador.
La conexión entre estas organizaciones y la figura de Javier Milei es recurrente. Se sugiere que su ascenso no fue espontáneo, sino “nutrido por la labor intelectual y de difusión de los think tanks afines” (Renau, 2023). Stefanoni (2021), en su temprano análisis “Javier Milei, el libertario peinado por el mercado”, ya sugería que las ideas de Milei, aunque presentadas como disruptivas, estaban en sintonía con los intereses de poderosos grupos económicos. La retórica “antisistema” de las nuevas derechas puede ser una estrategia para ganar apoyo popular, pero sus propuestas concretas, aunque rupturistas en lo formal, se inscriben en una tradición de políticas neoliberales que históricamente han beneficiado a ciertos sectores del poder económico. La metáfora del “peinado” implica una validación y adaptación de estas ideas por parte de las estructuras de poder existentes, dotándolas de una apariencia de novedad.
La estrategia de diseminación de estas ideas también ha evolucionado. El uso de “influencers” se vuelve crucial para llegar a audiencias más amplias, especialmente jóvenes, que no son necesariamente receptivas a los canales tradicionales de comunicación política. La efectividad de la propaganda ideológica de las nuevas derechas radica en su capacidad para adaptar mensajes presuntamente complejos (como teorías económicas o visiones sociales) a formatos digeribles y emocionalmente resonantes, aprovechando las dinámicas de las redes sociales para eludir los filtros de los medios tradicionales y la crítica académica.